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¿Sabes cómo se pesca el centollo en Galicia?
¿Has probado ya el Centollo Gallego?
El Centollo Gallego es, para muchos, el más exquisito de los productos del mar. Algunos incluso lo llaman el rey de los mariscos. En tierras gallegas es donde su explotación se hace mas rentable, en particular en la ría de Arousa y posiblemente sea O Grove su hábitat más natural y su emblema.
El centollo de la ría, como muchos otros mariscos crustáceos, vive en los fondos arenosos, donde consigue su alimento, que consta de algas, moluscos y algunos peces pequeños. Se mueven de noche, con mar de fondo, y descansan durante el día.
Su pesca está asociada a los meses de invierno y los principios de la primavera, después entra en veda. En el otoño migran a las zonas más profundas de las rías para reproducirse, y en los meses de verano su pesca está prohibida.
Todas estas características hacen que la captura del centollo no sea una tarea fácil. Los marisqueros de las rías deben recurrir a métodos artesanales, algunos más complejos que otros, aunque esto no impide que sólo en el litoral de O Grove se saquen más de 30 toneladas por temporada.
Artes de pesca del centollo gallego
De los tres métodos de captura del centollo gallego, probablemente el más antiguo, y artesanal sea el de la pesca con gancho. Si bien hoy en día esta práctica se encuentra casi olvidada, supo ser una de las más utilizadas.
Para ella se utiliza una caja de madera con forma de pirámide truncada y una base de cristal que permite una clara visión del fondo marino. Por este motivo, la pesca con gancho, o bichero, se debe realizar en aguas bajas y no muy turbias.
Mirando a través de la caja, el ‘espelleiro’ guía al marinero hacia los centollos y luego los captura con la ayuda de una varilla que culmina en dos ganchos. Los centollos generalmente se encuentran camuflados con algas, por lo cual esta técnica requiere de mucha destreza y aumenta considerablemente el precio de mercado.
Además, la pesca con gancho es el método más sustentable. Por un lado no requiere la utilización de barcos con combustibles fósiles que contaminan el medio ambiente. Por otro lado, no involucra redes que pueden cortarse y terminar perdidas en el mar causando mucho daño.
La pesca del Centollo Gallego con Nasa…
La pesca con nasa, como su nombre lo indica, se debe al uso de receptáculos tubulares en forma de prisma y es utilizada para todo tipo de crustáceos en el litoral gallego.
Estos envases, por lo general compuestos de madera, juncos o redes, permiten que el centollo entre en el apero pero que no que salga. Para atraerlo se usa de carnada cualquier tipo de pescado que forme parte de la dieta del marisco que se quiere capturar.
Las nasas se echan al agua en gran cantidad, unidas por una cuerda o cabo, aunque la legislación vigente limita el número permitido según el tamaño y la tripulación de la embarcación. Se dejan reposar allí toda la noche y luego se recogen todas juntas.
Se lo considera un tipo de pesca pasiva, de bajo impacto en el medio marino. El uso de ciertos cebos la vuelve selectiva, es decir que se puede dirigir a la captura de una especie en particular. Además, muchas nasas cuentan con orificios para dejar escapar a las presas no deseadas o de menor tamaño.
La captura con raerás, Miños y trasmallos…
Por último, el método más popular para la captura del centollo en el litoral gallego es el del arte de enmalle. Para ello se utilizan distintos tipos de redes que atrapan al marisco hasta que los barcos marisqueros vuelven a levantar la pesca.
Algunas de las redes que se usan para pescar distintas especies son las raeiras, los miños, los trasmallos, los volantines, las volantillas y las betas. Sin embargo, el concepto básico es el mismo en todos los casos.
Se lanzan al agua los aparejos con plomos por debajo para asegurar los paños de red en el fondo marino. En las mismas redes se atan las boyas, que quedan a media agua, permiten dotar al sistema de más altura e indican a los pescadores el lugar donde fueron colocadas.
Los mariscos quedan atrapados al caminar sobre ellas, aunque se mantienen vivos y sin daños. En el caso del centollo, la talla mínima permitida es de 12 centímetros sobre 700 gramos de peso. El tope de pesca es de 35 kg. por tripulante, más 35 kg. por barco, aunque raramente se alcanzan esas cifras a diario.
Para reconocer una buena centolla, los pescadores la dan vuelta y presionan el abdomen. Si está blando, lo que se conoce como «farol», es una mala señal, y se devuelven al agua. Lo mismo sucede con los ejemplares más chicos, que podrán reproducirse y mantener el ciclo vital de la especie.
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